jueves, 31 de julio de 2014

Este jueves un relato: Ella y sus circunstancias





Juana masajeaba sus rodillas doloridas. Sus ciento veinte kilos de peso no hacían bien a su artrosis; por eso esperaba delante de la puerta del endocrino. 
La enfermera voceó su nombre y lo más aprisa que pudo, dad sus circunstancias, se levantó del asiento.   
       —Ha perdido solo un kilo. Tiene que ser más estricta con la dieta. Le voy a prescribir una de ochocientas calorías, espero que sea estricta si no será complicado que pierda peso —dijo el médico malhumorado.
Juana quería morirse. ¡Un mes comiendo espinacas y lechuga! Sin protestar abandonó la consulta con la nueva dieta en la mano. 
Despacio se encaminó hasta su casa cuando avistó una pastelería y sus pies le llevaron en esa dirección. Entró decidida y pidió una bandeja de merengues, la más grande que tuvieran. De pie en el mostrador, uno a uno, se los comió todos. 
Aún apreciaba el gusto de limón y azúcar en su boca cuando escuchó un vozarrón que gritaba su nombre.
 —¿Doña Juana García? ¿Doña Juana García?...
—Sí, soy yo —respondió desorientada.
—Se ha dormido, Juana —le indicó la enfermera—. ¡Vamos! ¡Deprisa! El médico la espera.
Renqueando entró en la consulta, la pesaron, la midieron y se sentó frente al doctor a esperar el veredicto:
—He de comunicarle que esto no va bien. Sólo ha perdido un kilo de peso… Pero, ¡señora! ¿De qué se ríe? ¿No le da vergüenza? —gritó muy enfadado.

Frente a él, Juana soltó una sonora carcajada. Se levantó del estrecho asiento en el que estaba embutida con la boca echa agua imaginando la bandeja de merengues.

(Texto revisado y reeditado)

Más circunstancias el The Planet's Bloggers

17 comentarios:

  1. Ay dios! Que cada día me parezco más a esa Juana. Voy ganando peso y siempre pienso que no puede ser, que tengo que hacer algo. De momento voy a ver si hoy me como un par de merengues, que me ha entrado gana después de leer el relato.

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  2. ja, jaja, genio y figura....

    Se conoce bien esta señora, que sus sueños son premoniciones.
    Un disfrute leerte como comer esos merengues.

    Besos

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  3. Pues sí: la vida bien vale una bandeja de merengues...

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  4. Muy divertido y original tu relato. La gula de Juana ni ensueños se le escapa!
    Ya me dieron ganas de comer un par de merengues. =)
    Saludos

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  5. Me ha gustado mucho, sobre todo porque me recuerda a mi misma. ¡Ay! Que poca fuerza de voluntad que tengo.
    Un beso

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  6. Qué difícil es vencer la cruel tentación de los dulces, por favor!
    Divertido tu relato!
    =)

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  7. Gran relato, María José:

    Frente a la amargura de la Realidad siempre nos queda la dulzura de la Imaginación.

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  8. Si es que no es justo, unos se hartan de comer pastelitos y cosas ricas y nada, ni medio gramo y la pobre mujer soñando con los merengues. jejejee.
    Besos.

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  9. Jaja... dulce espera en la sala de idem ;)

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  10. Uf la entiendo, toda la vida luché contra el sobrepeso, por suerte soy más consciente que Juana y trato de cuidarme con algunos gustitos de vez en cuando. La obesidad es una maldición, pero a esos extremos creo que ya es también un poco de dejadez.
    Un relato muy divertido y realista.
    Un beso.

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  11. jajajajajaja, ya sólo fató que le preguntara al Dr.: pero oiga, si bajo 40 kg...¿seré inmortal o acabaré siendo la más sana del cementerio?, jajajajajajaja...

    Un besazo y gracias por tu visita (veo que ya no tiras del google +, lo cual, desde mi punto de vista, facilita mucho las cosas)

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  12. ¿quien puede ser capaz de ceder ante los merengues tan ricos María José? ¡ni en sueños! Muy entretenido tu relato.....

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  13. Pues eso...que el soñar no nos lo quita nadie...ni ese regusto a azúcar de la boca...ummmm

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  14. Tu, amiga, lo que nos has puesto hoy aqui es un espejo ¿no? a mas de un@ se nos caen dos lagrimones cuando pensamos "en dulce"
    Un besazo

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  15. Las penas con merengue son más buenas. Buen final con esa sonora carcajada. Saludos.

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  16. Perdona que haya llegado tan tarde a comentar tu relato, ando un poco liada. Qué decirte de tu escrito, que tienes un magnífico sentido del humor y que lo narras como la magistral escritora que eres.
    Un abrazo amiga mía.

    Leonor

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